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La fabricación de las noticias durante el siglo XX. Una contribución a la definición del concepto de veracidad (página 2)




Enviado por erica



Partes: 1, 2

Este hecho provocó la indignación de los medios
donde Glass había trabajado y de las asociaciones
profesionales de periodismo de los Estados Unidos de
América y del resto del mundo, para quienes estos hechos
eran un ataque directo a los valores morales y éticos de
la profesión. Los consejos de redacción de los
medios afectados iniciaron un período de reflexión.
En algunos casos, las empresas editoras de estos medios
consideraron oportuno crear comités profesionales para
determinar qué había fallado en la redacción
para que se publiquen los reportajes inventados. También,
y esta es la parte útil del trabajo, estos comités
recomendaron mejoras para asegurar la calidad, la objetividad, la
veracidad y la integridad de los métodos de
comunicación de las redacciones y las colaboraciones. Todo
esto para mantener el principio fundamental de la
profesión periodística: la verdad.

Lo curioso del caso es que dieciocho años antes, otra
periodista, Janet Cooke, se inventó una serie de
reportajes llamados "El mundo de Jimmy", quetuvo mucho eco
social. Los artículos, que se llegaron a publicar en la
portadadel Washington Post, explicaban la historia de un
niño de ocho años que era adicto a la
heroína. La historia, que conmocionó la
opinión pública norteamericana, resultó ser
falsa. Cooke se la había inventado. Para la editora de
entonces, Katharine Graham, según explica en sus memorias,
este fue un revés muy fuerte porque el Post perdió
la calidad periodística que lo había hecho famoso
con el conocido caso Watergate, y porque tuvo que dar
explicaciones tanto a los lectores como al sector
periodístico. Este hecho, además, sirvió
para revisar el sistema interno de publicación que
había permitido que saliera en portada el reportaje sin
que nadie se diera cuenta de que era falso. Tras descubrirse el
engaño, Janet Cooke decidió renunciar y
pidió disculpas "al diario, a mi profesión, a
los premios Pulitzer, y a todos los que buscan la verdad
",
en tanto que el Post publicó el editorial "We Apologize"
para intentar salvar parte de su credibilidad (Munson, 1981).

Tanto el caso de Glass como el de Cooke desencadenaron una
serie derevisiones de los procesos de publicación de los
artículos en los medios. No obstante, en el año
2003, otro periodista, Jayson Blair, publicó varios
artículos en el diario más influyente y conocido de
todo el mundo, The New York Times, que también resultaron
ser falsos. En todos estos casos, y en muchos otros, el principio
básico o principio universal de Cooper que ha sido
vulnerado es el de la verdad.

CAPÍTULO IV

LA MENTIRA Y EL
ENGAÑO

Junto a la verdad, empero, encontramos la mentira. La
historia de la humanidad está llena de ejemplos donde la
mentira ha sido la protagonista. De hecho, la verdad es contraria
a la mentira, son dos polos opuestos que se repelen pero se
atraen a la vez. Uno sería inconcebible sin el otro. Ya la
mitología nos presenta la mentira como una de las opciones
a que puede acceder la humanidad. Pero, al final, la verdad
siempre aparece en un estamento superior, sería como
hablar del bien y el mal, lo bueno y lo malo.

Mentir implica un engaño intencionado,
consciente. Una mentira es una declaración realizada por
alguien que cree o sospecha que es falsa o parcial y que espera
que los demás la crean, ocultando siempre la realidad de
forma parcial o total. Mentir está en contra de los
cánones morales de muchas personas, y está
específicamente prohibido como pecado en muchas
religiones. La tradición ética y los
filósofos están divididos sobre si se puede
permitir a veces una mentira, aunque en general se posicionan en
contra.

Platón decía que sí nos
podíamos permitir alguna mentira, mientras que
Aristóteles, San Agustín y Kant afirman que nunca
deberíamos mentir.También hay una ética de
la relatividad que a veces justifica el engaño
parapreservar otros valores. Por ejemplo, mentir para proteger a
las personas de unopresor o de una guerra. En cambio, para muchos
de los filósofos clásicos, mentir puede
intensificar un conflicto, en vez de atenuarlo, y consideran a la
mentira entre los peores pecados.

Un mentiroso es una persona que tiene cierta tendencia a
decir mentiras. La tolerancia de la gente con los mentirosos
habitualmente es muy baja, y a menudo basta con sorprender a
alguien mintiendo para perderle toda la confianza para siempre.
Esto, sin duda, es proporcional a la importancia de la mentira.
Un mentiroso se diferencia de una persona que dice la verdad en
que el mentiroso quiere esconder la verdad, mientras que el otro
la quiere revelar.

Aunque las mentiras, en general, están mal
vistas, algunas son consideradas peores que otras. San
Agustín distinguía ocho tipos de mentiras: las
mentiras en la enseñanza religiosa; las mentiras que hacen
daño y no ayudan a nadie; las que hacen mal pero que
ayudan a alguien; las mentiras que surgen por el puro placer de
mentir; las mentiras que se dicen para complacer a los
demás en un discurso; las mentiras que no hacen
daño y ayudan a alguien; las mentiras que no hacen
daño y pueden salvar la vidade alguien; y las mentiras que
no hacen daño y protegen la "pureza" de alguien. Por otra
parte, San Agustín aclara que las "mentirillas" no son en
realidad mentiras.

Por su parte, Tomás de Aquino distingue tres
tipos de mentiras: la útil, la humorística y la
maliciosa, y todas ellas son consideradas pecado. Las mentiras
útiles y humorísticas son pecados veniales,
mientras que la mentira maliciosa es pecado mortal. El tipo
más grave de mentira es la calumnia, porque en ella
siempre se imputa a un inocente una falta no cometida en provecho
malicioso de otro.

El filósofo Leo Strauss defendió la
necesidad de decir mentiras si se trataba de ocultar una
posición estratégica o si era para ayudar a la
diplomacia. Así también lo entendieron los
representantes de la filosofía política, desde
Maquiavelo hasta la "mentira noble" de Platón. Que las
mentiras desaparezcan completamente del ámbito del
periodismo, de la política, de la justicia, de la
diplomacia y de muchos otros ámbitos de la vida social es
imposible, ya que forman parte de la naturaleza
humana.

Estos dos conceptos, la verdad y la mentira, son muy
difíciles de establecer porque hay que tener en cuenta
muchos otros elementos. Así, por ejemplo, la
equivocación es tener o tomar algo por otro, juzgando u
obrando desacertadamente. Participaría de la mentira pero
lo haría fuera del terreno estrictamente moral. Salvador
Alsius dice que "una mentira textual puede ser una verdad
factual, y viceversa, según consideramos la
adecuación a la realidad o las intenciones del
emisor".
Y se pregunta: "¿cuál es la
realidad que nos sirve como punto de referencia
?. Tampoco
mentira y engaño son exactamente lo mismo. El
engaño es la "Falta de verdad en lo que se dice, se
hace, se cree, se piensa o se discurre".
Alsius considera
que la mentira sería como una subcategoría del
engaño y que consiste en la comunicación de
información falsa que el comunicador sabe que es falsa. La
mentira puede ser considerada como un "abuso de confianza"
(Alsius, 1999).

Todos estos problemas epistemológicos en vez de
delimitar el concepto de verdad nos pueden llevar a una
confusión conceptual, a no ver las diferencias cruciales
entre los dos dominios que describe Sissel Bok (1999): el dominio
de la moral prevista en la veracidad y el engaño, y el
dominio de la verdad y la falsedad, mucho más amplio y
general. Ambos dominios a menudo se superponen y se toman por
idénticos, pero para Bok no lo son. En la historia del
pensamiento humano, nos encontramos una y otra vez con que se
confunden ambos dominios, sobre todo en el mundo religioso.
Muchos documentos o revelaciones religiosas reclaman esta
transmisión de laverdad. Para los creyentes, aquellos que
no aceptan este tipo de creenciasse considera que viven en el
error, en la ignorancia, incluso en la ceguera. Labatalla es
vista como un conflicto entre los defensores de la fe y las
fuerzas de la decepción y el engaño. Así,
Dietrich Bonhoeffer (1955) pone como ejemplo los siguientes
pasajes de la Biblia:

Jesús dice que Satán es "el padre de
la mentira"
(Juan 08:44).

La mentira es principalmente la negación de
Dios como Él se ha mostrado al mundo.
"¿Quién es el mentiroso sino el que niega que
Jesús es el Cristo?"
(Juan 02:22).

La perspectiva del engaño revela varias razones
por las que las mentiras son indeseables. Los que la comparten
tienen razones para temer los efectos de la mentira una vez se
les descubre. Ellos consideran no sólo la
mentiraindividual sino la práctica de la que forman parte
y de su resultado a largoplazo. Por todo ello, Bok (1999)
considera que se debe aceptar como premisa inicial el punto de
vista de Aristóteles que dice que mentir es "mezquino y
culpable", y que las declaraciones verdaderas son preferibles a
las mentiras en ausencia de consideraciones especiales. Esta
premisa da un peso negativo a la mentira: sostiene que
ésta no es neutral desde el punto de vista de nuestras
elecciones, y que la mentira requiere una explicación,
cuando la verdad normalmente no la necesita. Esta visión
negativa de la mentira también puede indicar la finalidad
de destacar el valor positivo de la verdad o veracidad.Sissel Bok
recoge los aspectos relacionados con las consecuencias de la
mentira: unas mentiras llevan a otras y socavan la armonía
social, y a veces incluso conllevan efectos negativos hacia
terceras partes. También acepta la existencia de un
"principio de veracidad". Para Bok no todas las mentiras son
condenables, pero cada mentira soporta un determinado peso.
Así pues, hay que establecer pruebas de que las mentiras
son necesarias, o buscar otras alternativas razonables (Bok,
1999).

Este "principio de veracidad" no quiere decir
necesariamente que todas las mentiras deben ser descartadas por
ser consideradas negativas, ni tampoco afirma qué tipo de
mentiras deberían estar prohibidas. Pero pone al menos
ciertas limitaciones a la mentira: en aquellas situaciones en que
la mentira es una opción posible, primero hay que buscar
alternativas veraces. Si las mentiras y la verdad pueden
conseguir el mismo resultado deseado en las personas receptoras
de la mentira, entonces las mentiras deben descartarse. Y
sólo cuando la mentira es el último recurso, puede
considerarse si está o no está moralmente
justificada.

En caso de que se acabe optando por la mentira, la
búsqueda dejustificaciones es, obviamente, inútil.
Así pues, lo que justificaría la mentira, desde el
punto de vista de las éticas utilitaristas, serían
más las consecuencias que las cualidades
intrínsecas de las mentiras. Jeremy Bentham decía
que la falsedad, en sí misma, no puede ser considerada en
absoluto, de acuerdo con los principios de la utilidad, como una
falta. Otra cosa es si se la considera conel
acompañamiento de otras circunstancias que generen efectos
nocivos. JohnStuart Mill, discípulo de Bentham, estaba
convencido de que las consecuencias de la mentira son a menudo
considerables. Y aceptaba que el general ceñimiento a la
verdad era un bien para la sociedad, ya que la credibilidad de
las aserciones humanas es, finalmente, deseable para el bienestar
social.

CAPÍTULO V

LA VERDAD
PERIODÍSTICA

Desde la deontología periodística todas
estas aserciones son útiles paraentender la ética
periodística, ya que teóricos como Lambeth,
Pippert,Cooper y Lippmann, entre otros, consideran la verdad como
uno de los pilaresmás importantes, sino el principal, de
la ética periodística. Para Pippert, "La
función de las noticias es señalar un
acontecimiento, la función de la verdad es llevar a la luz
los hechos ocultos y dar a los hombres una visión general
de la realidad para que puedan actuar",
dejando claro
cuál debe serel trabajo del periodista cuando dice que
"El trabajo del periodista es buscar y publicar la verdad: ni
más ni menos";
y continúa: "Conocer la
naturaleza de la verdad es, desde mi punto de vista, más
importante que saber de noticias".
(Pippert,
1989).

Suárez (2009) añade que no es periodista
quien informa, sino queasume la conciencia de realizar una tarea
de la que es responsableante aquellas personas a las que
está informando. El periodista es alguien que ocupa y
participa de una posición socialmente privilegiada, a
través de la cual se genera una expectativa del
destinatario diferente en relación al valor de esta
información. Por eso este autor defiende la
creación y utilidad de un marco deontológico, ya
que la deontología para él "no es más
que una ética pública derivada de su función
social"
(Suárez, 2009).

El código profesional de la American Society of
News Editors (ASNE), dice claramente que se deben dedicar "todos
los esfuerzos", no sólo algunos sino "todos", para
garantizar que "el contenido de la noticia sea preciso, libre
de prejuicios y contextualizado, y que todas las opiniones se
presenten con justicia".
Lo fundamental es verificar y
volver a verificar la información dudosa para llegar a la
verdad.

El ganador del premio Pulitzer de 1928, Paul Y.
Anderson, se dirigió a unos estudiantes de periodismo con
estas palabras:

"He afirmado que es deber del reportero hacer algo
más que observar y registrar el que pasa por su camino.
Una devoción genuina a la verdad exige mucho más
que eso. La verdad no siempre se encuentra en la superficie, no
se puede cosechar como los melocotones de los árboles.
Existen verdades ocultas, la existencia de las que apenas se ve a
la superficie. Sin embargo, el negocio del periodista consiste en
conseguirlas"
(cit. por Suárez, 2001).

Todo esto nos demuestra que la verdad es esencial en la
actividad periodística.

John C. Merrill (1975) considera que un signo de virtud
en el periodismo es la lealtad a la verdad. Al menos "la
búsqueda de la verdad por parte del periodista seguramente
le da sabiduría, valor, templanza y justicia".
Por
otra parte, John Whale, un escritor editorial del Sunday Times de
Londres, afirma que en la base de la ética
periodística se halla la fidelidad a la verdad. Es la
autenticidad de la información contenida en una historia
la principal preocupación de la ética del
periodista. A la pregunta: "¿qué métodos
debería utilizar un periodista para intentar conseguir
esta Verdad
?", la respuesta de Whale fue: "Sólo
aquellos métodos que el periodista estaría
dispuesto a publicar como parte de la historia"
(cit. por
Suárez, 2001). Esta es una de las razones por las que
Whale y muchos otros son contrarios al pasaje de las "leyes
escudo". Él lo justifica diciendo que es muy
difícil verificar la verdad si las fuentes se ocultan al
público. Esta fidelidad a la verdad, no a una persona o
fuente que revela información, es lo que es importante.
Demasiado a menudo, los que revelan información y hacen
prometer al periodista que no los identificará, tienen
otros motivos diferentes al de dejar que la verdad se sepa. Whale
cree que la virtud del periodismo debería ser aportar la
máxima veracidad posible a la historia y, por tanto, la
fuente de informacióndebería formar parte de la
"verdad" de la historia.

El conocimiento de la verdad consiste en la evidencia
explicada por la seguridad del juicio y el saber. Por lo tanto, y
en este punto coinciden los estudiosos de la ética
periodística, la veracidad en la información es una
condición indispensable para poder hablar de trabajo
periodístico, para poder hablar de noticia
informativa.

Salvador Alsius (1999) cree que el concepto de la verdad
es uno de los principios éticos que se podrían
considerar universales. De hecho, una invención
periodística no deja de ser una mentira del periodista,
porque mentir es, según el diccionario, hacer
conscientemente, voluntariamente, una aserción contraria a
la verdad. El hecho de que la verdad forme parte de los valores
periodísticos, no quita que sufra de las debilidades
epistemológicas anteriormente mencionadas ni que su
significado esté consensuado, sea inequívoco y
único. Que exista la voluntad por parte de los expertos en
consensuar el uso y alcance moral de la verdad en el
ámbito periodístico noexcluye que los comunicadores
sociales no estén condicionados por una serie de factores
contextuales, expresivos, interpretativos, personales, de
creencias, que pongan en cuestión constantemente las ideas
de verdad y de veracidad.Muchas veces se confunde la verdad o
veracidad con conceptos como la objetividad, la credibilidad, el
cuidado, la evidencia, la calidad, etc.- Si bien estos
términos no se podrían utilizar como
sinónimos, en cierto modo todos ellos forman parte de esta
"verdad periodística". En este sentido, diversos autores
coinciden en afirmar que la Verdad es un concepto
filosófico, con una raíz muy profunda, de una gran
magnitud y demasiado amplio como para que el periodista pueda
abarcar en sus reportajes. El catedrático emérito
de Periodismo de la Universidad Complutense de Madrid, Enrique de
Aguinaga, considera que la verdad no puede ser el objetivo del
Periodismo, porque éste transmite verdades particulares y
teñidas de interpretación. Y
añade:

"No es que el Periodismo no quiera buscar la Verdad.
Es que no tiene capacidad ni disposición para ello.
Más aún: aunque se lo propusiera, no podría
conseguirlo porque que se lo impediría su propia
naturaleza selectiva y valorativa de la Realidad"
(cit. por
Suárez, 2009).

Francisco Vázquez escribía en
1986:

"La verdad es y será siempre para el hombre
un ideal a perseguir y no un objetivo conseguible; la
objetividad, más que un hallazgo humano, es la fría
realidad de las cosas en sí mismas, lo que fue denominado
por Kant como noúmeno o en sí mismo"

(Vázquez, 1986).

Ante la complejidad de abrazar la verdad en el terreno
periodístico, ladeontología ha servido de otros
elementos para contrarrestar la imposibilidadde alcanzar la
verdad absoluta. Por ello los estudiosos del periodismo se han
servido de diversos elementos que deben coincidir en un trabajo
periodístico para poder decir qué tiende a la
verdad o qué es verdad.Ciertamente, la búsqueda de
la verdad por parte de los periodistas es la verdadera aguja en
el pajar del oficio de periodista. La mayoría de las obras
consultadas consideran fundamental que el periodista diga la
verdad y que ésta sea su primera finalidad en la
confección de la noticia. En este sentido, el periodista
británico Gerald Priestland (1979) cree que "aunque
nunca se pueda llegar al núcleo central de la verdad,
nunca nos hemos de cerrar en banda o asumir que el poco progreso
que podemos hacer hacia ella no vale la pena".

La importancia de la verdad para los periodistas es el
eje del discurso de Pippert. De hecho, el periodista cree que
"si la prensa tiene poder es gracias al poder de la
verdad"
(Pippert, 1989). Él mismo divide las noticias
entre las que son verdad (truth) y las que no lo son (not truth).
O lo que es lo mismo, entre aquellas que pueden ser definidas
como "significantes" o "sentimentales". En general, Pippert cree
que la verdad es objetiva y factual, pero va más
allá y acoge una serie de variables para definir el
concepto. Así, define la verdad mediante los siguientes
elementos:

Honesta: una noticia debe ser real y honesta.

Sencilla y clara: la verdad es sencilla.

Emancipadora: la verdad emancipa.

Responsable: la responsabilidad de la verdad está
oculta bajo la libertad de prensa.

En cambio, en el pensamiento de Luka Brajnovic (1978),
la verdad aparece desde dos puntos de vista: desde el punto de
vista ético y desde el punto de vista de la
información. En el primer caso, la verdad, junto con la
justicia y la libertad forman parte de la ética
deontológica periodística. En el segundo caso, la
verdad forma parte del carácter de la información,
junto con la duda, la falsedad y la objetividad.

Estas consideraciones forman parte del deber de informar
y el derecho aser informado de forma veraz y honesta. Brajnovic
también distingue entredos verdades: la verdad objetiva
(la periodística) y la verdad subjetiva (la
artística). Al igual que Pippert, Brajnovic piensa que la
verdad es la finalidad última.

Pero ¿cómo podemos estar seguros de que
algo es verdad? Brajnovic dice que a través de tener el
criterio por el que se reconoce y se juzga la verdad,
diferenciándola del error, la duda y la falsedad o la
mentira. En definitiva, la evidencia, la comprensión, el
saber inequívoco y la realidad son los elementos del
criterio para concebir la verdad. Además, el periodista
deja muy claro que "en ningún caso del oficio
periodístico es éticamentelícito falsear la
verdad ni siquiera con la más exquisita fantasía y
gracia"
(Brajnovic, 1978). De todo ello, Brajnovic deduce
que para el conocimiento de la verdad son necesarios los
siguientes elementos:

  • Una firme, consciente y argumentada
    aceptación.

  • El juicio verídico e imparcial.

  • Saber que el juicio es verídico.

Estos tres elementos integrarían la seguridad
sobre la verdad, según el periodista y profesor
universitario. Sin embargo, cada uno de los autores tiene, en una
medida u otra, sus elementos que conformarían la idea de
la verdad en el periodismo. Brajnovic también
señala cinco conceptos de la verdad cuando representan la
validez y eficacia de los procedimientos
cognoscitivos:

  • La verdad como correspondencia o
    relación.

  • La verdad como revelación.

  • La verdad como conformidad a una regla o
    norma.

  • La verdad como coherencia.

  • La verdad como utilidad.

La participación de la actividad
periodística en el principio de veracidad de la
información tiene, como señala Alsius (1999), dos
frentes principales: el proceso de investigación de la
información y el de su difusión. Son dos momentos
de la labor periodística que en la cultura anglosajona
tienen palabras que los definen: Gathering y
Reporting. En el caso de la prensa escrita, la primera
se refiere a la búsqueda y consulta de las fuentes, el
contraste de la información, las entrevistas, la
documentación, etc., mientras que la segunda tiene que ver
con la síntesis, la interpretación de los datos, la
redacción del reportaje, etc.- Ambos conceptos
están muy relacionados entre sí, pero interpretan
papeles diferentes en la búsqueda de la veracidad de la
información.

En general, la "verdad" periodística hace
referencia al producto resultante del trabajo del periodista: el
mensaje informativo, lo que llega al público. Para Enrique
de Aguinaga,

"no hay información veraz y, por tanto,
información engañosa, sino información
verdadera o información falsa. La veracidad o la mentira
son cualidades del sujeto, del Informador, pero no del objeto, en
este caso la Noticia"
(de Aguinaga, 1980).

Cuando hablamos del derecho de la sociedad a recibir una
información veraz, pensamos en si la información
que recibimos a través de la noticia ha sido bien
contrastada, nos explica los hechos tal y como han sucedido, nos
habla de lo que deberíamos saber pero no sabemos, etc.-
Todo ello conlleva, según recuerda Lambeth (1991), que los
periodistas, en la realización de su trabajo, debe ser
conscientes y poner atención a las demandas de la verdad
social, contextual y de facto, además de la de las
ciencias físicas y naturales. Pero también existe
un quinto nivel de significado, y éste consiste en la
utilización de la verdad en el proceso de
recopilación de las noticias. Alsius (1999) considera que
el periodismo nunca podrá explicar toda la verdad en cada
noticia, porque los hechos compiten unos con otros, y a cada
momento van surgiendo nuevas informaciones y hechos adicionales.
La realidad ha de ser parcelada, y esto puede atentar en cierto
modo contra la voluntadde explicitar la verdad de forma integral.
Este déficit deberá compensarsecon la continuidad
del trabajo y con un esfuerzo especial para poseer siempre el
background informativo necesario para poder hacerse
cargo de todos los aspectos de cada
información.

Pero también hay que incluir en el ámbito
del principio de veracidad los procedimientos usados ??en el
proceso de obtención de la información. Nos
volvemos a encontrar aquí con una serie de cuestiones que
afectan a todos los ámbitos de ejercicio del periodismo
informativo, como el tema del plagio, las grabaciones sin
consentimiento, la recreación de hechos, las
cámaras ocultas, los pagos por una noticia, el
engaño, el robo de noticias y datos, la difamación,
las invenciones, etc.- Esto es lo que algunos autores denominan
Métodos Dudosos.

En cualquier caso, y para evitar estos "métodos
dudosos", la sociedad ha sabido, en cierto modo, adaptar los
conceptos más éticos a la jurisprudencia.
Así, el acceso a la libre información y a la
libertad informativa constituye uno de los principales valores de
las sociedades democráticas. El ciudadano es más
libre si tiene a su alcance lo que pasa en su entorno.
Sólo de esta manera puede efectuar juicios de valor y
tener una opinión propia a la hora de tomar sus
decisiones.

CAPÍTULO VI

MARCO
LEGAL

La interpretación constitucional del concepto de
veracidad de la información, se entiende como una
tendencia que debe tener el informador hacia el conocimiento de
la verdad de los hechos sobre los que se informa, a través
de la contrastación de las informaciones, las fuentes y/o
los hechos ocurridos. Esta diligencia periodística,
referida a la calidad de la actuación profesional, se
concentra, según Juan Carlos Suárez (2001), en dos
deberes fundamentales que por su identidad podrían ser
considerados como principios:

  • a) El principio de la veracidad, pues el bien
    que se administra debe ser una información veraz, en
    el sentido que debe ser debidamente contrastada, atendiendo a
    la pluralidad de versiones de los actores
    implicados.

  • b) El principio de independencia, ya que la
    información no debe atender a intereses comerciales o
    partidistas que alteren su condición de bien esencial
    de la ciudadanía, garante de la libertad
    pública.

Se entiende que el periodista no puede acceder a la
verdad absoluta, por mucho que la información de la que
disponga sea verdadera, pero sí sehace necesario
garantizar el pluralismo en las fuentes informativas. La
pluralidad en los medios de comunicación contribuye a
favorecer que el ciudadano pueda conocer las diversas versiones
de un mismo hecho.

Desde el punto de vista legal, la veracidad como
fundamento y elemento estructural del derecho a la
información es mencionada en el artículo 20.1.d) de
la Constitución Española, que reconoce y protege el
derecho a comunicar o recibir información veraz libremente
a través de cualquier medio de difusión.

Este artículo no sólo habla del derecho a
la información, sino también del derecho a recibir
una información veraz, o lo que es lo mismo, a recibir una
información cierta, auténtica y comprobable. Que la
información emitida o transmitida sea veraz, no es una
cuestión que pueda ser obviada desde una perspectiva
jurídica. Marc Carrillo, catedrático de
DerechoConstitucional de la Universidad Pompeu Fabra (UPF),
afirma que la información ??veraz

"es un valor superior del ordenamiento
jurídico que está investido de fuerza normativa. La
veracidad es uno de los elementos teológicos de la
información que los diversos actores sociales implicados
(diarios, radios, televisiones, poderes públicos,
lectores…) no pueden dejar de lado como si se tratara de un
simple factor retórico. La verdad es, pues, un factor
integrante del derecho a la información dotado de todos
los grados de tutela judicial"
(Carrillo, 1988).

Carrillo nos recuerda que el derecho a recibir una
información veraz también significa pluralismo y
concurrencia informativa.

En un artículo publicado por Francisco Gor en El
País, el periodista dice:

"Para la Constitución española, […]
el concepto de información veraz no se vincula con ninguna
definición apriorística de la verdad que deba
servir de guía y de referencia normativa a los
periodistas, sino que se conecta con el esfuerzo honesto y
diligente que los dichos profesionales deben hacer para adecuar
lo más posible -con los medios de investigación que
normalmente están a su alcance- lo que dicen en su
información con lo que realmente ha sucedido. En una
democracia nadie está legitimado -ni sus leyes
básicas ni sus Gobiernos y otros poderes públicos-
a establecer previamente lo que es o no es verdad en el terreno
de la información. La verdad informativa es la que resulta
al final del contradictorio y riguroso proceso de
verificación dela realidad noticiable llevado a cabo en el
marco de las leyes y en conformidad con las reglas éticas
y profesionales del periodismo. De esta forma es como el Tribunal
Constitucional describe, más que define, la
información veraz en su jurisprudencia sobre el
artículo 20 de la Constitución"
(Carrillo,
2010).

Según Bajnovic (1978), el mensaje informativo
tiene como finalidad la transmisión de hechos, datos,
eventos, etc., que sean ciertos. En caso de que no lo fueran,
entonces no sería información y deberíamos
hablar de otra cosa: desinformación, información
errónea, falsa, tendenciosa, equívoca,
etc.-

En este sentido, la veracidad exigida por la normativa
no debe tomarse a la ligera. No hay que poner en el mismo nivel
otros conceptos periodísticos como la objetividad o la
imparcialidad que, básicamente, no están incluidos
en el marco legislativo europeo y, por tanto, no gozan de la
protección normativa de la primera. Esto significa que la
información transmitida por los medios de
comunicación debe ser, por encima de todo,
veraz.

Otto Pardo habla de esta cuestión cuando
dice:

"Determinadas conductas han de considerarse
excluidas de la protección del derecho fundamental, no por
una limitación de éste, sino porque no forma parte
de su contenido"
(Otto Pardo, 1988).

De estas palabras, Navarro Merchante (1998) interpreta
que la información no veraz no está protegida por
el artículo 20.1.d) porque no tiene el contenido que
prevé la normativa para conformar el derecho. Pero la
veracidad, en términos aristotélicos o
metafísicos, no existe, es imposible de conseguir. Es por
ello que la verdad en la información debe entenderse
comouna adaptación entre lo que pasa y lo que se explica.
La información necesitade esta adaptación entre los
hechos ocurridos y el mensaje, siempre y cuando no incurra al
engaño, la malicia o la mendacidad. Una información
claramente falseada ya no estará protegida por la ley ni
podrá ser ponderada entre los derechos o
libertades.

En una sentencia del Tribunal Supremo del 22 de abril de
1992, se condenó a un medio de comunicación porque
publicó una foto de dos hombres, que luego resultó
que eran padre e hijo, para ilustrar un reportaje sobre la
prostitución masculina. El texto de la sentencia
decía que "el trabajo periodístico no
tenía veracidad, de manera que nunca se planteó la
ponderación entre los dos valores en
pugna".

Este criterio sobre el requisito de veracidad en la
información es lo que justifica la Ley Orgánica
2/1984, del 26 de marzo, que regula el derecho de
rectificación y que establece el artículo
1:

"Toda persona, natural o jurídica, tiene
derecho a rectificar lainformación difundida, por
cualquier medio de comunicación social, de hechos que la
aludan, que considere inexactos y cuya difusión pueda
ocasionarle perjuicio".

El caso de The New York Times contra
Sullivan:

En los Estados Unidos de América, hasta mediados
de los años ´60, el Tribunal Supremo estadounidense
resolvía los pleitos civiles por difamación contra
los medios de comunicación según un criterio de
responsabilidad objetiva. Sólo era necesario que hubiera
un pequeño error en la información difundida por un
medio de comunicación para que existiera responsabilidad,
aunque el sentido general de la noticia fuera cierta. Fue a
partir de 1967, en el caso de The New York Times contra el jefe
del departamento de policía de Nueva York L. B. Sullivan,
que el tribunal comenzó a utilizar los criterios
constitucionales sobre la libertad de prensa.

Esta causa judicial se produjo en medio de un clima
encrespado por los conflictos de la lucha negra contra la
segregación racial y por los derechos civiles. En aquella
época, se detuvo a Martin Luther King por irregularidades
en su declaración de impuestos. El diario The New York
Times publicó un anuncio del comité de apoyo a
Luther King en el que se criticaba los acontecimientos y a
algunos personajes del estado de Alabama que participaron en la
detención del activista, entre ellos a L.B. Sullivan, jefe
del departamento de policía. La descripción de los
hechos que contenía el anuncio era real pero
incluía algunos errores de poca trascendencia, como que
Martin Luther King había sido detenido siete veces en vez
de cuatro, o que el título de la canción que
coreaban los manifestantes era equivocado. Sullivan
demandó al diario, y después de ganar en las
primeras instancias, el caso llegó al Tribunal Supremo. La
sentencia del Supremo, además de declarar inconstitucional
la legislación sobre el libelo de Alabama, mantuvo la
tesis de que la formulación de enunciados erróneos
es inevitable en un debate libre. La sentencia establecía
que debía ser el demandante, y no el demandado -en este
caso el diario-, quien probara de forma suficientemente clara que
la publicación había actuado con mala
intención, fraude o negligencia; pues lo contrario,
obligar al medio a comprobar la veracidad, supondría
recortar la libertad de la prensa para publicar cosas que sabe
que son ciertas, pero cuya veracidad no es fácil de
demostrar en un juicio.

Esta nueva manera de ver la veracidad de la
información fue asumida,en cierto modo, por la
jurisprudencia y la legislación de otros países de
tradición jurídica bien diferente como
serían el Reino Unido, Alemania, Austria y,
también, España.

En España, el Tribunal Constitucional
estableció los criterios sobre la correcta
interpretación de la exigencia de veracidad que establece
el artículo 20.1.d) sobre el ejercicio del derecho a la
información en la sentencia que este organismo hizo el
6/1988:

"Cuando la Constitución requiere que la
información sea «veraz» no está tanto
privando de protección a las informaciones que puedan
resultar erróneas -o sencillamente no probadas en juicio-
cuanto estableciendo un específico deber de diligencia
sobre el informador, a quien se le puede y debe exigir que lo que
transmita como «hechos» haya sido objeto de previo
contraste con datos objetivos, privándose, así, de
la garantía constitucional a quien, defraudando el derecho
de todos a la información, actúe con menosprecio de
la veracidad o falsedad de lo comunicado. El ordenamiento no
presta su tutela a tal conducta negligente, ni menos a la de
quien comunique como hechos simples rumores o, peor aún,
meras invenciones o insinuaciones insidiosas, pero sí
ampara, en su conjunto, la información rectamente obtenida
y difundida, aun cuando su total exactitud sea controvertible. En
definitiva, las afirmaciones erróneas son inevitables en
un debate libre, de tal forma que, de imponerse «la
verdad» como condición para el reconocimiento del
derecho, la única garantía de la seguridad
jurídica sería el silencio".

De esta sentencia podemos extraer tres puntos
importantes sobre el concepto de veracidad:

  • 1. La veracidad debe entenderse como la
    tendencia del periodista hacia la correcta
    investigación de lo que ocurre: conocer los hechos y
    contrastarlos debidamente, aunque la verdad absoluta sea
    imposible de conseguir.

  • 2. El error en algún aspecto de la
    información que no sea imputable a la negligencia del
    periodista, no puede provocar que se desproteja a la
    información, pues esto sería impedir la
    divulgación de noticias.

  • 3. La veracidad sólo es atribuible a la
    información, la transmisión de hechos; no se
    puede exigir veracidad a las opiniones.

Pero esta exigencia de la verdad no es para todos los
reportajes igual. El magistrado Ignacio Riego, referente al
juicio de Jesús de Polanco y Juan Luis Cebrián
contra el periodista Pablo Sebastián Bueno por atentado
contra el honor, sostiene en su sentencia que al periodista que
escribe una columnade opinión le es menos exigible la
verdad, porque la veracidad

"…debe interpretarse en el sentido de que la
información correctamente obtenida y difundida es digna de
protección, aunque su total exactitud sea vea afectada por
errores circunstanciales que no afectan la esencia de lo
informado".

Carrillo considera imprescindible la
diferenciación entre hechos ycomponentes valorativos,
porque es aquí donde opera en toda su dimensión el
derecho a comunicar y/o recibir información
veraz:

"Una cosa son opiniones, que siempre son libres y
nunca serán falsas. Otra cosa son hechos. Por esta
razón, un medio de comunicación no se puede
esconder detrás del pluralismo como valor
constitucionalmente protegido para alegar que la
información falsa que ha difundido es, en realidad,
producto de su versión de los hechos"
(Carrillo,
1988).

El pluralismo no excluye el deber de respetar la
veracidad informativa, así como tampoco permite la noticia
tendenciosa, definida por el Tribunal Constitucional italiano
como

"…la que, refiriéndose a hechos verdaderos,
los presenta, con independencia de la intencionalidad, de manera
que quien los asiste se forma una versión alterada de la
realidad".

En este supuesto, apunta Carrillo (1988), la
información también deja de ser veraz y los poderes
públicos pueden actuar para tutelar el bien
jurídico lesionado.

Como resumen de este marco jurídico podemos
apuntar lo siguiente:

  • 1. La veracidad de la información es un
    límite interno, un elemento estructural del
    derecho.

  • 2. Si la verdad absoluta no existe, el concepto
    de veracidad debe entenderse como la tendencia del informador
    a buscar la realidad de los hechos, y a su fiel
    transmisión.

  • 3. Un error en la información que se
    haya cometido sin negligencia no supone la
    desprotección del texto informativo.

  • 4. La veracidad sólo es aplicable en el
    derecho a la información, es decir, en la
    transmisión de hechos, no en la libertad de
    expresión o transmisión de
    opiniones.

  • 5. El ejercicio del derecho de la
    información es de todos los ciudadanos, si bien los
    periodistas hacen un uso privilegiado de este derecho por
    ampararse en la necesidad democrática de su trabajo.
    Por eso también se benefician de la cláusula
    deconciencia y del secreto profesional.

  • 6. El periodista, como profesional de la
    información, debe verificar y documentar la
    información como deber ético de su
    profesión.

  • 7. El pluralismo informativo debe entenderse
    como el complemento necesario de la veracidad interna de la
    información. El ciudadano estará correctamente
    informadosi dispone de varias fuentes de información
    para que pueda hacer sus propias contrastaciones y
    verificaciones. Los poderes públicos deben velar por
    la existencia de un pluralismo informativo real.

  • 8. La veracidad es el requisito previo de toda
    información para que ésta pueda ser ponderada
    frente a otros derechos fundamentales en un conflicto de
    intereses.

  • 9. La información, aunque sea veraz,
    nunca podrá superar los límites del insulto, la
    vejación o la intimidad.

  • 10. La exigencia de responsabilidad contra la
    información engañosa, tan sólo por el
    hecho de vulnerar el derecho del ciudadano a recibir
    información veraz, choca con criterios de
    razonabilidad en la articulación de la legitimidad
    procesal.

Pero el concepto de veracidad que introduce el Tribunal
Constitucional también contempla, en cierto modo, las
normas deontológicas más elementales. Los
códigos deontológicos de la mayoría de
países occidentales incluyen en sus respectivos
códigos periodísticos el concepto de veracidad de
la información.

En el ámbito internacional, vale la pena destacar
los principios éticos sobre el periodismo de la
UNESCO:

  • 1. El derecho de la gente a recibir una
    información veraz. El pueblo y las personas tienen el
    derecho a recibir una imagen objetiva de la realidad mediante
    una información precisa y completa, y de expresarse
    libremente a través de los diversos medios de
    difusión de la cultura y la
    comunicación.

  • 2. Adhesión del periodista a la
    realidad objetiva. La tarea primordial del periodista es la
    de servir el derecho a una información verídica
    y auténtica por la adhesión honesta ala
    realidad objetiva, situando conscientemente los hechos en su
    contexto adecuado, manifestando sus relaciones esenciales,
    sin que ello comporte distorsiones, empleando toda la
    capacidad creativa del profesional, para que el
    público reciba un material apropiado que le permita
    formarse una imagen precisa y coherente del mundo, donde el
    origen,naturaleza y esencia de los acontecimientos, procesos
    y situaciones sean comprendidos de la manera más
    objetiva posible.

La Declaración de Principios sobre la conducta de
los periodistas de la Federación Internacional de
Periodistas (FIP) dispone, en su Artículo 1º, lo
siguiente: "Respetar la verdad y el derecho que tiene el
público a conocerla, constituye el deber primordial del
periodista".

Por otra parte, la Resolución N° 1003 sobre
ética del periodismo delConsejo de Europa señala,
entre otras disposiciones, que:

"El principio básico de toda
consideración ética del periodismo debe partir de
una clara diferenciación entre noticias y opiniones,
evitando cualquier confusión. Las noticias son
informaciones de hechos y datos, y las opiniones expresan
pensamientos, ideas, creencias o juicios de valor por parte de
los medios de comunicación, los editores o los
periodistas…

…Las noticias deben difundirse respetando el
principio de veracidad, después de haberse hecho las
verificaciones de rigor, y deben exponerse, describirse y
presentarse con imparcialidad. No hay que confundir rumores y
noticias. Los titulares y los sumarios delas noticias deben
reflejar lo más fielmente posible el contenido de los
hechos y datos…

…En el seno de la empresa informativa,
editores y periodistas deben coexistir, teniendo en cuenta que el
respeto legítimo de la orientación
ideológica de los editores o los propietarios queda
limitado por las exigencias insoslayables de la veracidad de las
noticias y de la ética de las opiniones, el cual es
esencial para respetar el derechofundamental de los ciudadanos a
la información".

Del mismo modo, el Código Deontológico de
la profesión periodística de la Federación
de Asociaciones de la Prensa de España (FAPE),
señala lo siguiente: "El primer compromiso
ético del periodista es el respeto a la
verdad".

Finalmente, el Código de Práctica
Periodística de la Press Complaints Comission (PCC) y los
editores de prensa británicos dispone, en relación
con los elementos que componen la veracidad informativa, lo
siguiente:

1. Precisión

  • i) La Prensa debe tener cuidado de no
    publicar información inexacta, engañosa o
    distorsionada, incluyendo fotografías.

  • ii) Una inexactitud significativa, una
    declaración engañosa o una información
    distorsionada se corregirá inmediatamente una vez
    reconocida. También se ha de publicar la debida
    disculpa donde corresponda.

  • iii) La Prensa, aunque libre de tomar
    partido, debe distinguir claramente entre comentario,
    conjetura y hecho.

Tal como se desprende de las citas anteriores, cuando
los documentos de autorregulación no hacen referencia
expresa al deber de veracidad, sí mencionan los diversos
elementos que la componen, como son:

  • La adecuada diferenciación entre hechos y
    opiniones.

  • La diligencia en la documentación y contraste
    de la información.

  • El cuidado en su análisis o
    interpretación.

Según Herrán y Restrepo (1998), el
compromiso ético con la veracidad de la información
ha sido asumido por todos los códigos deontológicos
periodísticos del mundo (68 existentes hasta mediados de
la década de los años ´90).

Pero, como en todas las cosas, no todo el mundo sigue
las Recomendaciones éticas de su profesión, aunque
Brajnovic (1978) insiste en que "Lo propio del periodismo no
es ni la fantasía ni la metáfora (por más
creativas que sean) sino los hechos, las datos, los
acontecimientos y sus contornos".
Más adelante, el
autor añade que el informador no puede dar vueltas
alrededor de la verdad objetiva, sino que lo ha de exponer tal
como es.Precisamente porque el periodismo no es un oficio
sencillo, sino una profesióndifícil y responsable,
el periodista debe ser muy consciente de cuál es el
papelque desarrolla su trabajo en la sociedad para no caer en lo
que ya hemosllamado Métodos Dudosos. Brajnovic dice que el
periodista debe tenermoderación porque siempre se
corresponde con la responsabilidad. El periodista no debe caer en
la polémica, ni en la inexactitud informativa que crea
visiones deformadas de la realidad, ni en las suposiciones ni
rumores, pero tampoco en la calumnia y la difamación.
Estas son armas que algunos periodistas utilizan con frecuencia y
que desprestigian la profesión (Brajnovic,
1978).

CAPÍTULO VII

LA
AUTOREGULACIÓN

En el segundo congreso mundial de la Federación
Internacional de Periodistas (FIP) del año 1954, se
adoptó la Declaración de Principios sobre la
Conducta de los Periodistas. Esta declaración puntualizaba
los deberes esenciales de los periodistas en la búsqueda,
la transmisión, la difusión y el comentario de las
noticias y de la información, así como en la
descripción de los hechos. El primero de sus deberes es el
siguiente: "Respetar la verdad y el derecho que tiene el
público a conocerla constituye el deber primordial del
periodista"
(ACSA, 2011).

También la Society of Professional Journalists
(SPJ), dentro de sus códigos éticos, tiene como
deber primero de sus asociados la búsqueda de la verdad y
su difusión. El mismo principio forma parte del
código deontológico de la Australian Journalists
Association (AJA). Pero esta búsqueda de la verdad no
sólo aparece en los códigos de las asociaciones
profesionales; también las empresas editoras, dentro de
sus políticas de compromiso con sus lectores, incorporan
la búsqueda de la verdad como garantía de su
calidad y del compromiso que toman con su audiencia. Por poner un
ejemplo, la Compañía The New York Times, dentro de
su política empresarial y bajo el epígrafe "Nuestra
obligación hacia nuestra audiencia" asume el siguiente
punto:

"Como periodistas tratamos con nuestros lectores,
espectadores, oyentes y usuarios de Internet de la manera
más justa y transparente posible. Cualquier cosa que pase,
nosotros explicamos la verdad lo más claramente posible en
nuestras audiencias como mejor lo hemos podido conocer.
Corregimos nuestros errores lo antes posible. No esperamos que
nadie nos pida una corrección, las publicamos en un lugar
destacado o las emitimos a lo largo de la
programación"
(The New York Times Company,
2011).

La veracidad es un elemento decisivo para saber si una
información está protegida o no
constitucionalmente, mientras que a la opinión sólo
se le exige que no sea injuriosa ni resulte innecesaria o ajena
al pensamiento, idea u opinión que se expresa. Hasta
ahora, hemos visto que la veracidad debe entenderse como una
actitud del informador hacia la correcta investigación y
transmisión de los hechos. Se entiende que esta exigencia
debe ser mayor cuando el derecho a la información es
ejercido por profesionales. Los periodistas deben soportar un
plus de diligencia justificado por varias razones:

  • 1. Por la trascendencia social que tiene su
    trabajo dentro de la sociedad democrática.

  • 2. Por su condición de profesionales de
    la información.

  • 3. Como contrapartida a una serie de
    privilegios que les otorga el ordenamiento
    jurídico.

Desde el punto de vista profesional, los periodistas
siempre han sido reacios a la legislación sobre la prensa.
Por ello, muchos profesionales de la información son
partidarios del sistema de autorregulación, de los
códigos deontológicos y de los organismos
profesionales para que establezcan los límites de las
libertades informativas y, en el caso de transgredirlos,
sancionar a los infractores. Pero, quizás, desde el punto
de vista legal no sería prudente dejar la
regulación de un derecho fundamental en manos de los
colegios u organizaciones profesionales, porque siempre se
trataría de normas que no serían de obligado
cumplimiento y, por tanto, las sanciones impuestas por este
organismos no tendrían ninguna eficacia coactiva. En este
sentido, en algunos países europeos se han creado Consejos
de la Información para velar por el cumplimiento de los
principios de ética profesional periodística
contenidos en los códigos deontológicos. En ciertos
países europeos, los consejos de la información
sí tienen atribuciones sancionadoras. En cambio, en los
países donde hay una fuerte tradición
periodística, los consejos profesionales como el Press
Council británico o el Consejo de Prensa portugués
tienen una fuerte influencia sobre los periodistas. Sus
decisiones son tenidas muy en cuenta dentro del sector porque
pueden afectar directamente a la credibilidad de un periodista o
un medio. En cualquier caso, este tipo de regulación puede
ser complementaria a la normativa jurídica y la
aplicación judicial.

CAPÍTULO VIII

LAS
FABRICACIÓN DE NOTICIAS

Desafortunadamente, una de las prácticas de
algunos periodistas es la fabricación o la
invención de noticias. La primera falsificación
conocida en la historia del periodismo estadounidense fue la que
publicó el New York Sun el 25 de agosto de 1835. El diario
anunció que había vida en la Luna. El
"descubrimiento" lo hizo el famoso astrónomo
británico Sir John Herschel, quien había inventado
un telescopio gigantesco que permitía ver la superficie
lunar. A lo largo de las siguientes semanas, el Sun
publicó detalles de las criaturas que Herschel,
supuestamente, había estado espiando con su telescopio.
Las criaturas que describía el diario eran bisontes
lunares, hombres murciélagos, castores bípedos que
sacaban fuego por la boca, etc.- Los lectores quedaron fascinados
con los reportajes que, además, llevaban ilustraciones. La
mayoría de diarios de EE.UU. se hicieron eco de la noticia
del Sun. En aquella época, y gracias a los reportajes
falsos sobre la Luna, el diario logró la tirada más
grande del mundo (Pippert, 1989).

Detrás de esta invención vinieron muchas
otras. En 1950, cuando el SanFrancisco Examiner y el Chronicle
estaban librando una batalla encarnizada por ver quién
obtenía mayor circulación en la ciudad, el
Chronicle comenzó a publicar una serie de artículos
titulados "El último hombre sobre la tierra", que hicieron
que este diario cogiera la delantera. Los artículos de Bud
Boyd relataban cómo él y su familia lograron
sobrevivir en un ambiente salvaje, utilizando los recursos que
les proporcionaba la naturaleza como auténticos Robinson
Crusoe. Los reporteros del Examiner encontraron el campamento de
los Boyd y su familia y descubrieron latas de comida y otras
comodidades de la vida moderna (Goldstein, 1985).

Falsificaciones ha habido desde que el periodismo
existe. Conocida esla historia de William Random Hearst,
propietario del New York Journal. Al inicio de la guerra entre
España y EE.UU., Hearst envió a la isla de Cuba al
ilustrador del diario Frederic Remington para que hiciera dibujos
del conflicto. Viendo que no había mucho movimiento,
Remington envió un telegrama a Hearst que decía:
"Todo está tranquilo. No hay ningún problema. No
hay guerra. Me gustaría volver". Supuestamente, Hear le
respondió diciendo: "Por favor, quédate. Tú
haz los dibujos que yo haré la guerra" (Pippert,
1989).

Obviamente, la primera y fundamental regla del
periodismo es que las noticias no pueden ser inventadas. Sin
embargo, son pocos los códigos deontológicos que
hacen referencia a las noticias falsas propiamente dichas. Como
hemos visto, los códigos ponen especial énfasis en
el la veracidad de la información, pero no en el
falseamiento o invención de las noticias. Seguramente
porque la una implica el destierro de la otra. En cualquier caso,
el código de la Société RadioCanada
sí lo hace, y prohíbe la publicación
intencionada de cualquier información falsa o que pueda
causar perjuicio al interés público, con
disposiciones legales sobre esta cuestión (Goldstein,
1985).

A todo esto, se suma que entre la información
estricta y la narración ficticia hay una línea
divisoria que no es del todo nítida. Goodwin (1987) llama
a esta forma de hacer periodismo, "nuevo periodismo". Esta es la
etiqueta que se le ha puesto a la técnica de redactar
artículos sobre hechos reales como si se tratara de
historias cortas o novelas, utilizando mecanismos y modos propios
de la ficción, con la finalidad de hacerlos más
dramáticos e interesantes. Este estilo, utilizado por
periodistas y escritores han dado buenos resultados de ventas, lo
que ha favorecido su popularidad. Pero Goodwin avisa que una
pieza de periodismo fabricada o inventada es aún
más malévola cuando mejor escrita está,
favoreciendo que los lectores se la crean más
fácilmente. Al respecto, Salvador Alsius (1999) nos
recuerda que la verdad es una característica que
debería distinguir la actividad
periodística.

Otras prácticas del periodismo que han
contribuido al falseamiento de lainformación son el
plagio, las citas, los arreglos y demás; los
"métodosdudosos" que ya hemos mencionado, y también
el embellecimiento. Esta tradición de embellecer las
noticias proviene de cuando, antiguamente, en los diarios
existían escritores conocidos como legmen, que
reescribían los artículos pelados de los reporteros
utilizando estilos literarios. Actualmente sería
impensable encontrarse en un diario escritores encargados de
mejorar los artículos de los periodistas, si bien, como ya
hemos comentado anteriormente, ahora son los propios periodistas
quienes utilizan técnicas literarias para mejorar sus
noticias. En cualquier caso, antiguamente se consideraba
razonable inventarse noticias si el diario las
necesitaba.

Según el crítico y periodista J.B.
Montgomery-M'Govern, con la llegada del siglo XIX, y con el boom
de los diarios, las falsificaciones tomaron proporciones
alarmantes. Montgomery-M'Govern escribió en la revista
Arena, una de las más influyentes de la época,
que

"el falso periodismo era recurrir a las agencias
paraconseguir noticias, a las asociaciones y organizaciones de
prensa, las cuales distribuían en la mayoría de
periódicos metropolitanos del domingo ya muchos otros sus
sensacionales historias"
(cit. por Alsius, 1999).

Este autor ofreció una taxonomía de las
técnicas para falsearinformación, que
incluía el uso del stand-for, en el que una
persona conocida estaba de acuerdo con una marca para hacerle
publicidad; la "combinación", donde un grupo de reporteros
inventan una trama y luego la convierten en una noticia falsa; la
"Falsa difamación", donde editores son engañados
por conspiradores que hacen correr falsos artículos; las
"presuntas noticias por cable", donde los llamados "informes
extranjeros", hechos a toda prisa en una redacción o en
una céntrica asociación de prensa, son enmascarados
con una fecha límite y dados por buenos, y acaban siendo
publicando como verídicos.

Los editores de las grandes ediciones del Domingo,
hambrientos por el material más jugoso, bajaban el
listón de la verdad a favor del impacto más
sanguinario y emocional. Pero los tiempos han cambiado, y los
profesionales del periodismo informativo han preferido mirar este
tipo de géneros con cierta distancia, o descartarlos
completamente. Aunque es cierto que en algunos medios de
comunicación se utilizan este tipo de técnicas para
atraer y formar la opinión de los lectores.

Esto quiere decir que la línea divisoria entre el
documento y la ficción no siempre ha sido del todo clara,
lo que ha provocado debates y dudas deontológicas. Donde
mayoritariamente los profesionales están de acuerdo es en
que el lector tenga todas las herramientas y indicativos para
saber diferenciar si lo que se le ofrece en cada página es
un documento informativo, de opinión, una
recreación o un ensayo. Para Alsius (1999) es importante
la delimitación de géneros dentro del campo
estrictamente informativo, pero aún lo es más
cuando existe el peligro de confundir la realidad con la
ficción.Sin embargo, al día de hoy, todavía
se producen transgresiones del principio deveracidad. Como ya
hemos comentado, son conocidos los periodistas que han inventado
o fabricado una historia y la han presentado como si fuera una
noticia. La reportera Janet Cooke es un ejemplo, al igual que
Stephen Glass, Jayson Blair, Paul Bradley, James Forlong, Diana
Griego, etc.-

CAPÍTULO IX

CONCLUSIONES Y
RECOMENDACIONES

Como señalan diversos autores citados en este trabajo,
el periodista tiene que ir en busca de la verdad, porque esto es
lo que fundamenta la profesión periodística. La
confianza de la sociedad con el medio se rompe cuando aparecen
noticias que han sido inventadas o fabricadas. En estos momentos,
tanto a nivel jurídico como deontológico, se rompe
esa confianza y el periodismo se resiente.

A lo largo de la historia la forma de
conceptualización de la "veracidad de la
información" ha cambiado. Si bien podemos encontrar que
algunos autores hablan de veracidad como "credibilidad", la
Comisión Siegal para la salvaguarda de la integridad en el
periodismo constituida tras descubrirse las falsificaciones del
periodista Jayson Blair, utilizó el término
accuracy, es decir, "precisión", para definir el
concepto de veracidad. Son estos cambios de denominación
de un mismo concepto lo que acaba dando sentido al concepto de
veracidad periodística.

En relación a lo expuesto, arribamos a las
siguientes conclusiones:

1ª. La reflexión en torno al concepto de
veracidad en la información continuará vigente en
tanto ésta representa una posibilidad abierta. No
obstante, las dificultades que se presentan a la hora de
establecer con claridad este concepto, representan a su vez
dificultades a la hora de establecer reglas claras para el
ejercicio de la actividad periodística.

2ª. Sólo la mediación humana hace
posible la verdad, al dotar a las cosas de significado. Por
tanto, la distinción entre información y
opinión, tan relevante desde el punto de vista legal, no
resulta en sí misma válida desde el punto de vista
de la ética periodística.

3ª. La búsqueda de la veracidad informativa
representa un valor en sí misma. Sin embargo, se debe
precisar que un valor no es verdadero ni falso de manera
intrínseca, ya que dicho valor está estrechamente
ligado a un sistema de creencias acerca de lo que es socialmente
"bueno" o "malo".

4ª. Es urgente una revisión exhaustiva de
los cánones éticos, deontológicos y
jurídicos de la veracidad informativa, con el fin de
dilucidar si estos constituyen soluciones al problema de las
invenciones periodísticas, o si contrariamente
actúan como elementos limitadores en la tarea
informativa.

5ª. El derecho a la información veraz es un
factor de fundamental importancia para el desarrollo de las
sociedades. Esto es así tanto en el ámbito privado
como en el ámbito público.

6ª. No es posible establecer un concepto definitivo
de veracidad informativa, esto es, con validez universal.
Sí resulta viable la búsqueda de uno flexible, que
tenga en cuenta que la información no es sino el producto
de una mediación, y que por lo tanto está sujeta a
una serie de variables que dependen de las condiciones sociales,
políticas, económicas y filosóficas su
tiempo.

Asimismo, se propone la creación de una base de datos
para indexar los artículos falsificados, así como
también los informes de las comisiones y los
artículos y editoriales publicados como consecuencia de
esas falsificaciones periodísticas. Esta base de datos
servirá para conocer la temática de los
artículos, la repercusión social y las
consecuencias deontológicas de dichas falsificaciones, lo
que a su vez permitirá que los medios de
comunicación y los profesionales del periodismo cuenten
con una valiosa herramienta que les permitirá
desempeñarse en sus funciones informativas según
los principios éticos y deontológicos referidos a
lo largo del presente trabajo de tesis.

Para la elaboración de esta basa de datos, se proponen
los siguientes campos:

  • Nombre y apellidos del periodista.

  • ¿Periodista en activo? (Sí / No).

  • Nacionalidad del periodista.

  • Título del artículo inventado.

  • Palabras Clave del artículo inventado.

  • Idioma en que está redactado el
    artículo.

  • Fecha publicación del artículo.

  • Nombre del medio donde se ha publicado el artículo
    o reportaje.

  • País de publicación de la revista o
    diario.

  • Temática del artículo.

  • Tipo de medio donde se ha publicado el artículo o
    reportaje (revista, diario, blog, etc.).

  • ¿Disponemos del artículo en archivo
    informático tipo PDF?

  • Enlaces web.

  • Consecuencias legales (judiciales).

  • Consecuencias deontológicas (asociaciones de
    periodistas / consejos de redacción).

  • Códigos deontológicos vulnerados.

BIBLIOGRAFÍA

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Autor:

Erica Pérez López

ID. UB 13643

Atlantic International University

Honolulu, Hawai

Winter 2011

Partes: 1, 2
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